Pimienta blanca de Kamelur® – suave y aromática
La pimienta blanca es un clásico en las cocinas alemanas. Ya sea molida, en el molinillo o recién triturada en el mortero, forma parte de las especias de las que casi nadie quiere prescindir. Pero la “pimienta blanca” es solo la punta del iceberg: hay muchas variedades, cada una con su propio aroma y carácter.

Pimienta blanca – diversidad detrás del clásico
La pimienta blanca es indispensable en muchas cocinas. Su sabor delicadamente especiado y ligeramente terroso la convierte en el acompañante ideal para salsas claras, sopas, platos de pescado o verduras, en cualquier lugar donde la pimienta negra sería demasiado dominante en sabor o apariencia. Pero aunque se considere un “clásico de la pimienta”, el término abarca mucho más de lo que parece a simple vista.
La diferencia entre la pimienta negra y la blanca no está en la variedad, sino en el procesamiento. Ambas provienen de la misma planta (Piper nigrum), pero mientras que la pimienta negra se seca con su cáscara, en la pimienta blanca se retira la piel externa del fruto, dejando solo el núcleo claro interior. El resultado: un aroma más suave con un matiz ligeramente fermentado.
Lo que muchos no saben: no existe “una sola” pimienta blanca. El origen, los métodos de secado y el almacenamiento influyen en el sabor, el picante e incluso el color. Por ejemplo, la pimienta blanca de Sri Lanka suele tener una nota floral, mientras que la de Indonesia es más intensa y especiada. Especialmente aromáticas son las variedades seleccionadas a mano, como la pimienta blanca Muntok o la pimienta blanca fermentada Kampot de Camboya.
En su uso, la pimienta blanca ofrece muchas posibilidades. Molida, está lista para usar y aporta un toque fino de sabor. Triturada fresca en mortero o molida en molino, desarrolla todo su aroma, especialmente si se añade al final de la cocción. Es igualmente popular en la cocina asiática y europea, utilizada donde se desea un picante sutil pero un sabor claramente perceptible.
Quien valora la calidad, presta atención al origen, la forma de cosecha y el procesamiento al comprar. Los buenos granos de pimienta blanca son uniformemente claros, aromáticamente fragantes y libres de olores rancias, señal de un secado limpio y un procesamiento cuidadoso.
Conclusión: La pimienta blanca es más que una especia básica. Es un portador de aroma versátil, cuyo sabor y uso varían según su origen y procesamiento. Quien observa – o mejor dicho, prueba – descubre una sorprendente diversidad detrás del aparentemente sencillo clásico.
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